Valoro y venero la vocación que tienen muchas personas de vivir de a dos, pero vivir de a dos es un arte. Es ciencia y arte, que hay que conocer y hay que ser creativos como para volcar lo mejor de sí a ese entramado que juntos vamos tejiendo.

Existe una primera pauta que puede servirte para vivir de a dos, lo esencial es desarrollar la capacidad de dar, no la de recibir. 

Cada uno es dueño de sí mismo, de sí misma, no somos dueños de los demás, por lo que no soy dueña de lo que recibo, sí de lo que doy. 

Y ¿qué puedo dar? Besos, caricias, abrazos, miradas comprensivas, el postre que le encanta al otro, la mejor comida, el estar atentos a redescubrir qué es lo que el otro necesita, qué pretende recibir y qué es bueno que reciba.

Te animo a este señorío de adueñarte de vos mismo, de vos misma para poder dar lo mejor de nosotros.

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