Buenos tratos

¿Alguna vez te preguntaste a dónde aprendiste a tratar así? El tema de los tratos, buenos y malos, no siempre es abordado desde su génesis y se cae en la idea de que los tratos son costumbres y aspectos de la personalidad sin embargo su razón de ser es mucho más amplia.

 

La forma en que tratamos, a nosotros mismos y a nuestro entorno, y la forma en que nos dejamos tratar por los demás, está directamente relacionado con nuestra personalidad, herencia, ambiente, crianza, educación, e incluso, con la cultura heredada. Hemos aprendido a tratar a las personas en nuestros hogares, con nuestras circunstancias y con nuestra historia. Si somos personas bien-tratadas, si tratamos bien a nuestro entorno, todo funciona perfecto; pero si tratamos mal, entonces lógicamente nos tratan mal.

 

Aprendemos a vincularnos en nuestro hogar, viendo cómo se tratan nuestros padres, nuestros familiares cercanos. Luego adquirimos más modales en la escuela, en nuestro grupo de amigos, sin embargo el núcleo familiar es trascendental, es la primer escuela. Pero sucede que con el paso de los años nuestra cotidianeidad cambia y nos olvidamos de dónde tomamos inconscientemente referencias, y todo nuestro ser nos parece natural.

 

Tengo una buena noticia, podemos cambiar a través del ejercicio de la memoria y la consciencia la forma en que nos vinculamos, el trato que nos damos a nosotros mismos, a nuestros allegados y el trato que permitimos que nos den.

 

La tarea es tomar consciencia de nuestros modos, entender por qué y sanar. El pasado no es un lugar para instalarse, sino un lugar para aprender, un lugar de referencia. ¿Nos identificamos con nuestros padres o con aquel niño o niña que éramos? ¿Con qué palabras nos hablaban? ¿En qué tono? ¿Reproducimos esas formas, esas palabras? ¿Nos hablaban o eran indiferentes?

 

Podemos vivir una vida plena, con buenos tratos y vínculos basados en el respeto y amor.